Siete largos años debieron transcurrir para que Universidad de Chile volviera a disputar una fase de grupos de Copa Libertadores y lo hizo por todo lo alto, con una trabajada victoria por la cuenta mínima sobre el actual campeón del torneo, Botafogo de Brasil, que sigue sin levantar cabeza en el 2025.
Al margen del entusiasmo que invadió a los azules en la previa de su vuelta al certamen continental, lo cierto es que el representativo chileno venía de un arranque irregular en el plano local, donde sumaban cinco victorias, un empate y tres derrotas, considerando tanto Liga de Primera como Copa Chile.
Los dirigidos por Gustavo Álvarez mantuvieron la presión alta en el arranque del complemento y cuando se cumplió la hora de juego, Matías Sepúlveda asistió a Nicolás Guerra, quien aguantó la marca y habilitó a Lucas Di Yorio, quien desató la algarabía en las tribunas con un potente disparo. Tres minutos más tarde, Guerra puso el 2-0, pero el árbitro anuló la anotación por una dudosa falta del delantero.
El técnico del conjunto carioca, Renato Paiva, ordenó una serie de modificaciones para intentar recuperar el control del duelo y si bien logró imprimirle mayor velocidad al ataque de su equipo, la escuadra universitaria mantuvo un impecable orden defensivo para resistir los embates del contrario.
El trámite del compromiso no varió mayormente y a pesar de que el forastero se lanzó con todo sobre el rancho laico, el marcador no se movió y, más encima, terminaron con un hombre menos por la expulsión de Igor Jesús en los descuentos (90+5′). Así, los estudiantiles firmaron un triunfazo para iniciar con el pie derecho la competición y asentarse en el segundo puesto de su zona.
